lunes, 2 de marzo de 2009
Chistes
Don Languidio, señor de edad madura, hacía un viaje en automóvil, y llegó a un pequeño pueblo. Fue al único hotel que había en el lugar, y pidió una habitación. El botones lo condujo a su cuarto y le dijo en voz baja con tono de complicidad: "Señor: si usted quiere le puedo conseguir algo para que pase la noche más a gusto". "Me parece excelente idea -responde don Languidio-. Tráeme una al tiempo". El muchacho se desconcierta. "Hablo de chavas, señor, no de cheves". "Yo también hablo de chavas -replica don Languidio-. Tráeme una al tiempo. Si me la traes helada no la podré calentar, y si me la traes caliente no la podré enfriar"... FIN.
El marido le dijo a su mujer: "Me gustaría que cuando tuvieras un orgasmo me lo dijeras". "No puedo" -responde ella. "¿Por qué no?" -se amosca el marido. Contesta la señora: "Porque me tienes prohibido que te hable a la oficina"...
Regresó Meñico del baño del restorán, y su compañero de mesa se asombró al ver que llevaba la entrepierna toda mojada. "¿Qué te pasó?" -le preguntó, azorado. Explica Meñico: "El oftalmólogo me puso lentes de aumento esta mañana. Ahora que fui al baño a hacer una necesidad menor saqué lo que tenía que sacar. Lo vi muy grande; dije: 'Éste no es el mío', y lo volví a guardar. Fue entonces cuando me mojé"...
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